La noticia principal, y la más obvia, es la victoria misma: una bocanada de aire fresco que reanimó el ánimo, el ambiente y la energía en Boca. Este triunfo marca el fin de una dolorosa seguidilla de derrotas y empates sin brillo, y finalmente permite al equipo alejarse de los últimos lugares de la tabla. Lo más importante es que también evitó una posible reacción de enojo en La Bombonera que hubiera puesto en riesgo no solo a los jugadores, sino también a la dirigencia y al ciclo de Fernando Gago, quien tenía poca responsabilidad en la reciente crisis.
En lugar de eso, la victoria llegó respaldada por una actuación convincente y una goleada contundente, devolviendo la confianza y entusiasmo a una hinchada que, apenas diez días atrás, había dado por perdido al equipo.
Otro aspecto positivo, menos inmediato pero igualmente relevante, son las señales alentadoras en el juego de este Boca bajo la dirección de Gago. Este nuevo Boca comienza a mostrar destellos de buen fútbol, aunque aún están entrelazados con momentos de desconexión y ciertos desajustes individuales, especialmente al inicio del partido. Es lógico que en esta etapa temprana coexistan el modelo anterior, que falló de manera estrepitosa, y el nuevo esquema que Gago intenta implementar en un ambiente muy desfavorable, con un plantel desmotivado y sometido a la constante presión de un 2024 muy difícil.
Frente a Godoy Cruz, Boca se mostró con una intensidad y voracidad renovadas, dejando atrás esa actitud pasiva de quien parece ver el partido desde afuera. Esta vez el equipo asumió la responsabilidad de atacar, buscando constantemente el arco rival mediante asociaciones, triangulaciones y llegadas de los laterales y mediocampistas. Rojo lideró en defensa, Saracchi ofreció desbordes, y los mediocampistas interiores, Pol Fernández y un sorprendente Miramón, conectaron bien con los delanteros Aguirre y Zeballos. Finalmente, Boca encontró la contundencia que tanto le había faltado en partidos anteriores. Claro, hubo momentos de vulnerabilidad, con Barinaga expuesto y Godoy Cruz controlando la posesión y rompiendo la línea de volantes, pero el entusiasmo y la energía del equipo fueron suficientes para superar esas dificultades. Boca entendió que era el momento de salir de la crisis, y lo hizo siguiendo el plan de Gago. El ciclo de Pintita finalmente comenzó con esta primera y valiosa victoria.
Esto, a pesar de que Boca comenzó perdiendo desde el primer minuto, luego de una jugada de Andino por la izquierda, un disparo de Salomón Rodríguez que golpeó el poste, y una definición de Nicolás Fernández que dejó sin opciones a Brey. En ese instante, el apoyo de la hinchada fue fundamental: en lugar de volcarse en críticas, el público alentó al equipo con fervor. Después de un ansioso “movete, Boca, movete”, La Bombonera entonó sus canciones de aliento, y el equipo respondió rápidamente con un gol, gracias a un centro de Saracchi que rebotó en Cavani, rodeado por tres defensores, y que Aguirre capitalizó para anotar el empate.
En ese momento, el partido cambió. Boca, ahora más asentado, aprovechó la calma que se instaló. El segundo gol fue una obra de práctica de entrenamiento, finalmente ejecutada en el campo. Andino intentó una salida rápida, pero Pol Fernández interceptó, desencadenando una jugada colectiva entre Barinaga, Zeballos y Miramón. Esa secuencia dejó a Miramón en posición de enviar un centro venenoso que Barrios no alcanzó a despejar, y Cavani, atento a toda la jugada, cerró con el segundo gol.
El rival también tuvo sus oportunidades. Si hubo algún error en los primeros dos goles, el tercero fue prácticamente un obsequio de la defensa de Godoy Cruz. Un pase largo de Anselmino a Saracchi fue mal defendido por Arce y Petroli, y el lateral uruguayo aprovechó para sumar el tercer gol de Boca. Aunque estos errores del rival influyeron en el marcador, no demeritan la actuación de Boca, que supo remontar un mal comienzo, tomar el control del partido y ganar con autoridad ante un equipo que llegaba invicto en seis partidos. Lo demás fue simplemente anécdota.
Con el partido ya dominado, Boca aflojó un poco la presión y, por momentos, volvió a aparecer el Boca de antes. Godoy Cruz no descontó gracias a que Salomón Rodríguez estaba en fuera de juego y a una gran intervención de Brey ante Abrego, además de un travesaño que le negó el gol a Fernández. El final del partido se le hizo algo largo al Xeneize, algo comprensible dadas las circunstancias, aunque cada vez que Boca apretaba el acelerador seguía generando peligro, especialmente con Saracchi proyectándose y los mediocampistas sumándose al ataque. Gago hizo bien en renovar el ataque con Merentiel y Giménez, y así Boca encontró una nueva oleada ofensiva. Milton estrelló un remate en el palo y Merentiel asistió a Zeballos, quien finalmente rompió su sequía goleadora de un año y medio. Fue, en resumen, el final ideal para una noche que marca un nuevo comienzo, una victoria que deberá reafirmarse con actuaciones de la misma intensidad en los próximos compromisos.